Carlos Andrés Quiceno Candamil se crío en el campo, de donde alguna manera emana el amor y pasión que siente por su profesión y su quehacer. Aunque la Ingeniería Agronómica no fue su decisión inicial, se nota a leguas que no se equivocó de carrera y que cada paso que ha dado ha sido con mucho esfuerzo pero también con todas las ganas de ser un excelente profesional.
La línea técnica de su colegio lo llevó a pensar que debía estudiar arquitectura o ingeniería, puesto que tiene mucho talento para el dibujo. Por temas económicos, se tomó un receso para pensar bien cómo invertir su tiempo en el futuro, mientras tanto estudió sistemas, se presentó para pagar servicio militar, hasta que llegó una oportunidad que no estaba esperando.
De personas cercanas escuchó que en UNISARC existía la posibilidad de estudiar bajo la modalidad de beca durante los fines de semana, razón por la que ingresó a la Tecnología en Producción Agrícola mientras realizaba otras actividades para ayudarse económicamente. Casualmente se le presentaron dos oportunidades laborales al graduarse, la primera con una entidad financiera y del otro lado con una finca cafetera; guiado por sus instintos y con el ánimo de ejercer su profesión, terminó trabajando en la segunda opción la cual considera como una experiencia enriquecedora.
De regreso a Santa Rosa de Cabal, decidió continuar con el ciclo profesional donde coincidió con amigos y profesionales que se volvieron pieza clave en su camino, como es el caso de Mónica Betancourt Vásquez, quien en ese momento se desempeñaba como decana de la facultad de Ciencias Agrícolas y lo motivó para que averiguara por las becas que entregaban a estudiantes de UNISARC para que realizarán una maestría con una Universidad en Italia.
Así fue como Carlos Andrés decidió iniciar todo su proceso, consultó sobre temas económicos con la familia, el curso del idioma italiano que debía realizar antes del viaje, la finalización de su carrera profesional, y todo fluyó para que se enrutara en este nuevo camino de la mano de otros estudiantes de Ingeniería Agronómica y también de Zootecnia.
Durante 4 meses, gracias al apoyo de un tío y unos primos pudo iniciar su curso de italiano en Bogotá, donde además sin pensarlo se reencontró con un familiar que le abrió las puertas y se convirtió en apoyo fundamental durante su estadía en la capital colombiana y posteriormente en su viaje hacia Palermo.
“La puerta que Dios abre, nunca nadie se la va a cerrar. Esa puerta que se abre, son más oportunidades que la vida le va a dar”, frase que recuerda por parte de una amiga de su tío antes de iniciar su intercambio.
Por fin en septiembre del año 2012, los estudiantes Unisarquinos tomaron rumbo hacia la Casa del Sorriso, una asociación sin ánimo de lucro fundada por iniciativa de los Padres Capuchinos Gabriele Russo, Clemente y Francesco Paolo Giadone Biondolillo, quienes obran en calidad de padrinos con los estudiantes extranjeros para garantizar su estadía y alimentación en dicho país.
Al momento de iniciar la maestría, los estudiantes que aún no se habían graduado de su carrera en Colombia como Carlos Andrés, debieron hacer un año más para culminar su ciclo profesional y después continuar con su propósito académico; por obvias razones el proceso tomaría más tiempo del esperado pero su ganancia era obtener doble diploma en el exterior: Laurea en Ciencias Forestales Ambiental y Laurea Magistral en Ciencias Forestales Ambiental.
Nuestro egresado unisarquino estableció excelentes relaciones con sus compañeros y docentes, aprendió bastante del idioma, la cultura y otras costumbres de este país, pero algo inesperado pasó como todo lo que le sucedió en este recorrido y es que finalizando su posgrado decidió realizar su trabajo de grado sobre el Parque Natural de Los Nevados en Colombia, el cual pudo financiar gracias a una convocatoria que le permitió regresar a su país y desarrollar la investigación.
Con mucho esfuerzo, Carlos Andrés Quiceno Candamil, se gradúo como Ingeniero Agrónomo de UNISARC, siendo además la primera promoción en recibir este título; inició labores con la institución a través de un programa con Corpocaldas y después en el proyecto de regalías realizado en alianza con la Gobernación de Risaralda liderando el área de forestales.
Actualmente, nuestro egresado es docente de la Facultad de Ciencias Agrícolas y dirige la granja agrícola de UNISARC, desde la cual se desarrollan diferentes trabajos de grado y proyectos institucionales.
“Nuestra profesión tiene mucha proyección laboral, desde el trabajo de campo hasta la investigación, recomiendo a UNISARC para estudiar Ingeniería Agronómica porque su componente práctico es constante y es un complemento importante de la teoría”.